Mi micromundo expresado con macrosentimientos....

domingo, 16 de enero de 2011

No todo es como parece

Era de noche, en el cielo ni una estrella. La calle estaba totalmente vacía. En los edificios ni una ventana encendida. Las farolas alumbraban tenuemente la acera.  Se escucha el ladrido de un perro de fondo. Ella tiene miedo. Tú, para que se le fuera, tiendes tu brazo por su hombro, para que se sintiera protegida. Y le dices tranquila, estoy aquí, nada va a ir mal. Entonces sale una persona de un coche. Intentas pasar de él y seguir tu camino. De pronto se escucha un grito:

Paraos!

Te giras. El grito había sido emitido por el individuo que había salido del coche. Y te fijas en él. Iba demasiado tapado  para el poco frío que hacía: pasamontañas, guantes y abrigo. Tú le contestas:

-¿Le ocurre algo?

Él se acerca más y te dice:

- Sí, tengo cuatro hijos y tú los vas a alimentar. Así que dame todo el dinero que llevas, el móvil y las joyas.

El agresor saca una bolsa. Ella, tu acompañante, hace intención de meter el monedero. Tú lo evitas y la mueves a tu espalda, como para protegerla. Y le sueltas un gancho al agresor que queda tendido en el suelo.

-Continuemos- le dices a ella.

El agresor se levanta y grita otra vez:

- ¡Paraos!

Tú sueltas una risa irónica y le dices:

-¿Quieres más?¿Qué no has tenido bastante?

Él se altera y grita enfurecido:

- Te vas a arrepentir de lo que has hecho.- Y saca una pistola. Te apunta. - ¿Ahora vais a darme el dinero?

Tú corazón se acelera, pero intentas mostrarte tranquilo. Y le dices:

-¿Ahora que lo haces por tus hijos o por tu orgullo? Si me disparas acabarás en la cárcel. ¿Así ayudarás a tus hijos?

-Me desahogaría. Y con eso ahora mismo me basta.

Tú cada vez estas más nervioso. Pero sigues mostrándote tranquilo.

-Ahora solo buscas desahogarte ¿no? Pues toma.- Sacas una navaja automática y se la lanzas.- Desahógate con eso, clávamela.

Ella confundida grita:

-¿Qué dices? ¿Qué pasa? Démosle lo que busca y sigamos.

El agresor sonríe. Lo percibes pese a la oscuridad y por lo tapado que va. Contesta:

-Lo mejor que podrías hacer es hacerle caso a la chica. Darme lo que tengáis y todos contentos.

A lo que tú respondes:

-¡Eres un cobarde!

- ¿Cómo te atreves a decirme eso en tus circunstancias?

- Tira la pistola, si de verdad quieres desahogarte ¡ Hazlo! Y coge la jodida navaja.

El agresor confundido aprieta más fuerte la pistola y te dice:

-Con la pistola será más divertido.- Justo al acabar la frase suelta una risilla.

-Con la pistola es de cobardes. ¿Crees que te vas a desahogar así? Me apuntarás, con temblor en las manos y puedes herirla a ella. Además, seguro que cierras los ojos para no ver mi cara de dolor, para no ver como me desangro y te darás la vuelta y correrás. ¡Cobarde! ¡Las pistolas son de cobardes!

El agresor, llevado por el ciego orgullo, lanza la pistola con fuerza a un lado. Y coge la navaja.

- ¿Contento? ¡Ahora vas a ver lo que es bueno!

- ¿Tan seguro estás? Si antes dudaba que pudieras dispararme, que me claves la navaja es imposible.

-¿Cómo estás tan seguro?

-¿No te das cuenta delo que te tiembla el pulso?

-Con la navaja no puedo fallar. ¿Qué más da lo que tiemble?

-Vale, con lo que me has dicho me doy cuenta que nunca has clavado una navaja. Yo sí y créeme: no es nada agradable.

- Pues esta noche serás el primero.

- Con las pistolas es muy fácil matar, pero con las navajas... Con las navajas no es tan fácil...  Lo primero es que sentirás y escucharás cómo el fino filo de la navaja se clava en la piel y junto a él un chillido desgarrador en tu oído. Ese chillido, ese momento,te acompañaran durante años y años. Solo podrás pensar en eso y si de verdad mereció la pena. Y no solo despierto te acompañará si no también en sueños. Yo aún tengo pesadillas con mi primer navajazo. ¿Empiezas a dudar de clavármela?

El agresor se estaba arrepintiendo de lanzar la navaja. Tú seguías hablando:

-Y eso no es lo peor de todo. Lo peor es que nada más clavarla te arrepentirás y querrás sacarla y justo cuando la muevas un milímetro empezará a salir sangre. Tus manos, tu ropa se impregnarán de mi sangre y entonces no sabrás si dejarla clavada o sacarla más. Después cuando vayas a limpiarte te verás en el espejo toda tu ropa manchada de sangre, tus manos y te preguntarás el porqué. Pero será demasiado tarde. ¿Aún quieres clávarmela?

Hay un silencio y el agresor empieza a vomitar. Oyes su último grito:

-¡Vete lejos! ¡VETE!

Y entonces tú te fijas en ella y te das cuenta que está perpleja, con la boca abierta. Tú simplemente le das un beso en la frente y le dices:

-¿Qué te estaba contando? Espero que sigas pensando lo mismo de mí.

Ella se queda atónita con tu pasividad. Mientras intenta digerir todo lo sucedido tú vas bajando los cojones que tenías en la garganta desde el principio.

6 comentarios:

  1. impresionante
    http://cocomartita.blogspot.com/

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  2. Me gusta me gusta. Te sigo e_e y gracias por pasarte!

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  3. diosdios me acabas de dejar con la boca abierta con este pequeño relato, me hago seguidora tuya porque quiero estar al dia de todos tus maravillosos textos, mis mas enorabuenas!
    umn beso enorme

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  4. Sin palabras me quedo. Me encanta como escribes, en serio...
    ...Y por eso, tienes un premio esperando en mi blog :)
    ¡Un beso!

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  5. ¡Alucinante! Es que yo si vivo algo así no sé cómo reaccionaría, pero conociéndome fijo que me pongo a llorar ahí en medio jaja
    Te sigo! :D

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  6. Que genial relato *o*! me encanto y es muy cierto... muchos son solo cobardes... te sigo :)

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